Poco más de cien años tiene el cine, el arte más nuevo y al que muchos dedican su vida, ya no sólo produciendo, dirigiendo e interpretando, sino estudiándolo. Es curioso cómo algo tan nuevo ya posee su propia rama de arqueología y hay personas que dedican su vida entera a rastrear filmotecas, archivos y colecciones privadas en busca de obras perdidas o copias en mejor estado de alguno de los trabajos más valorados de la historia del audiovisual.
Un auténtico tesoro
En esta ocasión, bien se sabía donde se encontraba el material original aunque no deja de ser un milagro que una persona haya decidido invertir su patrimonio personal para rescatar la filmación de la grabación en directo de ‘Amazing Grace’, uno de los discos más vendidos de la historia, cuyas imágenes capturó con mucho pulso, el ya fallecido, Sydney Pollack.
El metraje ha permanecido escondido por petición de la cantante y por la ausencia de claquetas en los brutos, lo que dificultaba mucho la sincronización de imagen y sonido. Finalmente, y por empeño y esfuerzo del productor Alan Elliot, sale a la luz, como si del mayor tesoro griego se tratase, ‘Amazing Grace’, un descomunal documento que permite ver el lado más espiritual de la cantante.
El pastor de la iglesia donde se graba el disco anuncia a los allí presentes, y por ende a los espectadores de cine, que van a presenciar dos noches increíbles junto a la reina del soul que, en esa ocasión interpretará las canciones de su infancia, avecinando un soberbio recital de góspel imposible de olvidar.
Cuando introduce a la cantante, Pollack decide poner la cámara en el suelo y un poco inclinada, Aretha entra como un ángel, pero es cercana y natural, no hay un solo ápice de divismo en ella porque sabe que no está llenando un estadio, va a cantar para quien más ama y para el que es el motor de su vida: Dios.
‘Amazing Grace’ reivindica la música, la cultura negra y la religión, pero ante todo, es un estudio del tiempo
Con una narrativa bastante clara, Aretha Franklin comienza dando gracias a la virgen María para posteriormente seguir con Dios hasta evolucionar a su manifestación humana, Jesús. A partir de ahí las canciones de la cantante van generando una aproximación extremadamente intima, pero que se contagia en los espectadores, hacia la deidad cristiana y en paralelo Sydney Pollack nos va acercando más hacía su figura gracias a primeros planos y desenfoques de su rostro, frente, boca, manos… podemos ver como la cantante entra en un extraño estado de trance por cómo vive y se acerca a Dios.

El súmmum de todo esto, será una imagen de las manos temblorosas de Aretha y el pastor que harán casi que el espectador quiera formar parte de esta fe y de esta comunidad, aunque el que está en la sala de cine ya tenga esa sensación de estar viendo a Dios cada vez que escucha una nota.
Paradójicamente, la canción que cierra el álbum se titula ‘Never Grow Old’ (Nunca envejeceremos) y es en ese tema donde desemboca todo el mensaje de Jesucristo, la salvación y la vida eterna, entendiendo el cielo como el paraíso donde estaremos para siempre. Es curioso cómo finalmente la película acaba otorgando a su protagonista esa inmortalidad que este documento ha preservado durante tantos años, y vemos a una Aretha joven cantando para personas que ni siquiera habían nacido. Ahí es donde está la magia de ‘Amazing Grace’.